EL BLOG DE LAS JORNADAS

viernes, 12 de agosto de 2016

8. El Cku-th, Amparo Montejano Sampedro

"El corazón me quema el armazón del pecho. Su latido frenético bombea las costillas, las vísceras e incluso impulsa el estómago hasta  la garganta. ¡Voy a estallar! ¡Es imposible poder seguir este ritmo de carrera!... Debo frenar la marcha. ¡No puedo más!...
He de esconderme… ¡Piensa, maldita! ¡Piensa!… ¡Concéntrate!... ¡Eso es! Sumérgete en la oscuridad negra de ese callejón. ¡Camúflate entre las sombras!...Tras esos desvencijados y malolientes cubos de basura no podrá verme. Tampoco olerá mi rastro. Espero que el aire impreso del hedor a  pescado podrido, lo despiste.
Asomo lentamente la cabeza por entre los cubos y… ¡Dios!... ¡Ahí está!...Puedo verlo… como una fantasmagórica calcomanía de hombre, como un ente demoniaco que levita en le densa atmósfera que lo  envuelve… ¿Qué es? ¿Qué quiere de mí?...Pero, ¿qué hace?"

En la negra noche  rezuma una arcada brusca. La sombra oscura se arquea sobra sí misma adquiriendo una animalizada forma. ¡Está cazando!  Dos puntales rojos, como ocelos, iluminan la espesa oquedad de una noche sin luna. Un callejón sombrío al que no llega la luz de las farolas. No llega la luz de Dios…El sgili huele el miedo, lo saborea… ¡Está aquí!...Lo sabe…

"¡Dios mío! ¡Se ha encorvado como una rata!, y esos ojos…Sabe que estoy aquí… ¡Me está oliendo!... ¡Dios, se acerca!"... 

-Buenos días, soy la detective Parson, de homicidios… ¿Qué tenemos?
-Mujer blanca, treinta años. En su bolso encontramos la documentación y la billetera llena…Eh, se llamaba Mary Louis Swach, maestra. Había quedado con unas amigas para cenar. Se la vio por última vez saliendo del restaurante. No presenta signos de violencia…Al parecer, murió de un infarto… 

Nombre completo: Amparo Montejano Sampedro   

miércoles, 10 de agosto de 2016

7. EL SUPERVIVIENTE, JAVIER GOMEZ"

Era el único. El último.
No quedaba otro: el superviviente.
Eso es lo que era, y lo que sería, hasta el final.
Nadie lo recordaría; no quedaba nadie para recordar, ni para olvidar.
Tras él, la nada.
Y se afanaba en prolongar su estatus. Hasta el fin.
El final, que se acercaba, para acabar con la leyenda del último ser vivo sobre la faz de la Tierra.
(Explosión)
Adiós, insignificante insecto.


Nombre: Francisco Javier Gómez López

6. DE BARRO, XUAN FOLGUERA

Al abrir la caja, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas que, durante años, había almacenado para cuando llegara aquel momento.  En su interior encontró tendones, músculos, vísceras, arterias, todo un montón de objetos de barro de distintas formas y tamaños que, a pesar de las anotaciones que había grabado en dos tablas de piedra, ni siquiera sabía cómo utilizar para reparar a su criatura. 
            Volvió de nuevo a la cama en la que estaba agonizando −desnudo salvo por una hoja de parra−   el primer ser humano.
            −Lo siento –dijo−. Tendréis que aprender a vivir con la muerte.
            Y de un soplo divino, le cerró los ojos.

Xuan Folguera

5. Toque, Santiago Cristóbal

Aún pica. Aún; incluso del tiempo. De tener sabido 'la sensación fantasma'; la de hormigueo.
Pero va más allá, y tendrá que ver con 'el todo'.
No voy a contar en éste purgatorio escrito: "Yo no quise. No me pareció buena idea…" Porque la verdad, es que me apetecía; el morbo, lo desconocido. Lo agnóstico en mí de aquello; me apetecía, y atraía bastante.
Pasó rápido; y todos lo vieron.
Cuando una simple moneda de 10 Marcos, voló horizontalmente a un lado.
Ellos, reaccionaron sobresaltados; como si unas manos invisibles tiraran de cada uno violentamente hacia atrás.
No sentí sobresalto; ni unas manos invisibles que auxiliaran. Sentí los demás dedos abrirse junto con el índice, sobre la tabla circunscrita. Y encima de mi mano abierta una presión densa que acució en mi garganta y estómago como acero.
La atmósfera se tornó pesada. Y el silencio se dilató, y preñó con algo invisible.
La mano se pudrió en dos segundos. Sólo sentí un ahogo desolador; y una rápida punzada de una tela invisible, derritiéndose sobre la mano.
Los siguientes segundos; la sensación de alzamiento, y la luz del sol.

Santiago Cristóbal Orovio

4. LÁGRIMAS DE SANGRE. ANTONIA MORA VICO

  La penumbra silente de la noche ocultaba su brillo rojizo, se extendían como líquenes entre mis manos, lloraba y sus garras me atenazaban la garganta. Sentía como me apretaban las fauces sin compasión, el asfixio me alejaba de la vida, mi corazón iba a estallar. Fui hacia el espejo de la estancia y su reflejo me envolvió en un círculo rojo, a mi alrededor sólo había sangre, puse mis manos en la luna de cristal, dibujé su rostro con su sangre y grité despavorida. Ella me miraba y de sus ojos se desprendían lágrimas de sangre. No, no podía ser, estaba muerta , yo la había matado y ahora yo moriría, ahogada por las garras del dolor y envuelta en un círculo ámbar de cristalinas lágrimas rojizas, del que no podría escapar.

ANTONIA MORA VICO